Kuma-san. Cuarta Parte

Kuma y yo nos hemos vuelto inseparables. Es difícil explicarlo. No hay diálogos, no al menos esos que se hacen con palabras, pero nos entendemos perfectamente. Somos como dos almas afines. Me mira a los ojos y me comunica lo que quiere. Y yo me siento muy cómoda con él, algo extraño en mi con las personas que no conozco demasiado. No sé como hablar de nuestra relación, es algo que debe ser percibido.
Hace poco estábamos los dos panza arriba tirados en el pasto del patio y pensé que ya era hora de presentárselo a Andrés, después de todo, hace ya un mes que está conmigo. Para habituarlo estoy realizando un pequeño truco: lo acerco a la computadora cuando chateamos para que vea su imagen en el msn (no se si sabrá leer los diálogos) y le muestro fotos que tengo con él, además también me gustaría sacarlo a pasear algún día. Hoy probé pasearlo en el bolsillo del delantal, y nos fue bastante bien, salvo por momentos en que me olvidaba que estaba allí y realizaba algunos movimientos bruscos que al parecer lo marearon un poco... tengo que perfeccionar el método.
También le he ampliado un poco el guardarropa, sobre todo para lavarle lo que ya tiene. Usa los colores sin problemas, lo que me recuerda a una película que vi el año pasado ("La promesa", creo que se llamaba) donde tanto él como ella usaban hermosos kimonos color verde agua con flores rosas. "Colores de nena" y "colores de nene" al parecer solo existen de este lado del mundo. También me intriga si se viste por que quiere, o por agradecimiento a mis regalos, dado que cuando lo encontré estaba desnudo... ¿de dónde venís Kuma-san? llegaste a mi vida así de repente y sin duda por algún motivo. ¿Qué tendrás para enseñarme? ¿qué estará destinado para nosotros? Ahora mismo te miro de reojo y no puedo evitar enternecerme. Y creo adivinar que vos lo sabes.


Acá está mirando una foto de Andrés en mi teléfono celular...